Marcel fue clave hasta octavos, pero después su aportación desapareció en cuartos, semifinales y final.
El Mundial de Uzbekistán, el
décimo de la historia del fútbol sala y el primero disputado en Asia Central,
ha servido que Sudamérica reine de nuevo con el sexto título conseguido por
Brasil, que se unió a los ya logrados en 1989 (Países Bajos), 1992 (Hong Kong),
1996 (España), 2008 (Brasil) y 2012 (Tailandia), después de una espera de 12
años.
Marquinhos Xavier, seleccionador
de Brasil, tuvo el mérito de conjuntar a una constelación de estrellas que
brillan en sus clubes y con una importante presencia de jugadores que militan
en clubes españoles.
Así, Dyego Henrique Zuffo,
capitán de la selección brasileña y del Barça, fue elegido mejor jugador del
torneo con una importancia capital en los cuartos de final y en las semifinales
con tres goles anotados y un gol en propia meta forzado, pero es que Marcel
Marques, de ElPozo de Murcia, fue el máximo goleador con 10 tantos anotados.
Marcel fue clave hasta octavos,
pero después su aportación desapareció en cuartos, semifinales y final.
Marlon, su compañero en ElPozo de
Murcia, brilló a gran altura y fue elegido segundo mejor jugador del Mundial en
una actuación basada en la regularidad durante los 7 partidos que disputó.
Marquinhos Xavier tuvo que
convivir con la lesión de Jean Pierre Guisel Costa, ‘Pito’, pívot del Barça,
que marcó 5 goles y se perdió cuatro partidos, aunque volvió en la final ante
Argentina, y las molestias de Marcenio, Rafa Santos y Ferrao, aunque estos dos
últimos brillaron en la final al anotar los goles de la victoria contra
Argentina.
El portero Willian Ferreira
Vieira fue el complemento perfecto de sus compañeros con una actuación
destacada en la final con 25 paradas que impidieron que Argentina forzara la
prórroga y Brasil conquistara su sexto título mundial.
La albiceleste salió igualmente
reforzada pese a no conquistar el Mundial, porque el conjunto que entrena
Matías Lucuix ha disputado las tres últimas finales de forma consecutiva en los
últimos ocho años con la presencia en ellas de cinco jugadores que son historia
del fútbol sala argentino, como son Alan Brandi, Constantino Vaporaki, Cristian
Borruto, Pablo Taborda y Nicolás Sarmiento.
Argentina solo ha perdido dos
partidos de los últimos 21 disputados en el Mundial y fueron en las finales
contra Portugal en Lituania 2021 (2-1) y ayer contra Brasil (2-1) en
Uzbekistán.
Sentido colectivo
Lucuix, que tomó el relevo de
Diego Giustozzi, campeón en 2016 en Colombia, ha formado un bloque en el que
prevalece el sentido colectivo por encima de las individualidades, aunque el
tridente formado por Alan Brandi, Kevin Arrieta y Mati Rosa firmó 19 goles con
7 cada uno los dos primeros y 5 este último, que anotó el de la final.
En el lado opuesto del éxito se
encuentra la selección española, que tiene dos estrellas de campeona del mundo
en 2000 y 2004, y Portugal, ganadora en Lituania, que fueron eliminadas por
Venezuela y Kazajistán en octavos de final con un rendimiento inferior al
potencial de sus competiciones de clubes.
España, donde el seleccionador
Fede Vidal será relevado en el cargo por Jesús Velasco a falta de confirmación
oficial, sigue su caída y no juega una final del Mundial de 2012 cuando perdió
ante Brasil en Tailandia y lleva tres citas consecutivas en las que no llega a
semifinales.
El caso de Portugal es menos
traumático, porque la generación de jugadores que dirige Jorge Braz acredita un
título mundial, en 2021, y dos Eurocopas consecutivas ganadas.
Las dos selecciones europeas que
salen reforzadas de Uzbekistán son Ucrania, con un meritorio tercer puesto, y
Francia, que en su debut llegó a semifinales y fue cuarta con un juego alegre,
técnico y físico, aunque con el lunar del partido “bajo sospecha” ante Irán con
acciones polémicas que fueron denunciadas ante la FIFA.
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