La madrugada del miércoles 9 de octubre fue un momento de
incertidumbre y temor para Kenzie Lewellen, de 22 años, y su pareja Dewey
Bennett, de 24, residentes de Port Charlotte, Florida. Mientras las primeras
ráfagas del huracán Milton comenzaban a azotar la costa del Golfo, la mujer
entró en trabajo de parto en su hogar, con la tormenta amenazando no solo su
bienestar, sino también el de su futuro hijo.
“Mi mente estaba
corriendo a mil por hora, no sabía qué hacer”, compartió Kenzie en una
entrevista con NBC News, reflejando la angustia que ambos sentían. La historia
de Dewey estaba marcada por la tragedia, ya que su padre falleció durante el
huracán Irma en 2017, cuando la ambulancia no pudo llegar a tiempo. Esta
experiencia pesaba en su mente mientras enfrentaban un nuevo desafío bajo
condiciones extremas.
A las 8:30 p.m. hora local, el huracán Milton tocó tierra en
Florida, provocando inundaciones severas y dejando a millones sin electricidad.
Sin embargo, antes de que la tormenta golpeara con toda su fuerza, el agua
comenzaba a entrar en su casa.
Tras una deliberación intensa, la pareja decidió que lo
mejor sería dirigirse al Sarasota Memorial Hospital en Venice. Habían
considerado evacuar hacia la costa este de Florida, pero finalmente se
sintieron aliviados al no haberlo hecho, ya que esa región sufrió tornados
antes de que el huracán tocara tierra.
Después de 4 horas y media de trabajo de parto en casa,
comenzaron su viaje hacia el hospital. Kenzie, su esposo y su madre,
atravesaron las peligrosas calles azotadas por el viento y la lluvia. “No había
mucha gente en las carreteras, porque el clima era realmente malo”, comentó.
Fuente: Infobae