Hay jóvenes que
se obsesionan con un videojuego, otros con un deporte. Pero hay quienes, desde
pequeños, sienten la necesidad de hacer algo extraordinario, algo tan
desafiante que rompa cualquier expectativa. Quieren demostrar al mundo que no
se les debe subestimar por su edad y algunos lo consiguen de forma brillante y
con alguna que otra anécdota curiosa.
Este fue el caso de Jackson Oswalt, un niño de
12 años de Memphis, Estados Unidos, cuya obsesión con superarse a sí mismo le
llevó a construir, en 2018, un reactor de fusión nuclear funcional en su propia
casa. Una hazaña que, como era de esperar, no pasó desapercibida, ni siquiera
para el FBI.
La historia
comenzó cuando Jackson cursaba sexto grado. Fue entonces cuando nació en él una
necesidad poderosa: «En sexto grado, me obsesioné con demostrar mi valía.
Quería demostrar que, aunque era joven, podía hacer cosas serias», escribió en
su cuenta de X. Su inspiración llegó de forma inesperada, al ver una charla TED
de Taylor Wilson, un joven que años atrás había construido un reactor similar.
"Por aquella época vi una charla TED de un chico llamado Taylor Wilson,
quien construyó un reactor de fusión nuclear siendo adolescente. Ver esto me
abrió la mente a la posibilidad de que alguien tan joven pudiera hacer algo tan
loco. Así que, a los 11 años, decidí hacer lo mismo", relató.
Lo primero fue
construir un «fusor de demostración», un dispositivo que genera plasma pero no
produce fusión real. Para ello necesitó una cámara de vacío, una bomba de vacío
y un transformador de letreros de neón modificado con un convertidor casero.
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que estaba lejos de lograr su objetivo:
"Si mantenía esta configuración funcionando durante más de unos minutos,
la 'rejilla' del centro se fundiría y se destruiría. Claramente, había trabajo
por hacer", señaló.
Así comenzó una serie de mejoras y reconstrucciones que lo llevaron, pieza a pieza, a acercarse a su meta. Compró una bomba turbomolecular en eBay valorada en 15.000 dólares, pero que consiguió por unos cientos, también fue capaz de adquirir legalmente deuterio como combustible y reconstruyó la rejilla interna con tantalio. "Casi todas las piezas las conseguí en eBay. Las instalaciones militares y de investigación liquidadas vendían toneladas de equipo valioso a bajo precio, a veces en perfecto estado", explicó.
Tras un año de
trabajo meticuloso, el joven tenía por fin un reactor listo para intentar una
fusión de deuterio-deuterio real. «Después de un puñado de pruebas estresantes
pocos días antes de mi cumpleaños número 13, ¡logré la fusión con éxito y
detecté estos neutrones como prueba!», manifestó.
Un récord
Guinness y una visita inesperada
Su logro le valió
un récord Guinness como la persona más joven del mundo en lograr la fusión
nuclear. La noticia corrió como la pólvora, medios de todo el mundo comenzaron
a hablar de él y su nombre se convirtió en sinónimo de genialidad. Pero la
atención no fue únicamente positiva. «Un sábado me despertaron dos agentes del
FBI, que hicieron un rápido repaso de mi casa con un contador Geiger para
asegurarse de que todo estuviera bien. Por suerte, seguí siendo libre», confesó
el joven con humor en la red social. Y aunque no hubo consecuencias legales, la
visita de las autoridades estadounidenses demuestra hasta qué punto su
experimento, pese a estar hecho con fines educativos, no era precisamente un
juego de niños.
Hoy, años después
de aquella hazaña, su historia sigue inspirando a miles de jóvenes con
inquietudes científicas. No solo por el éxito técnico que alcanzó, sino por lo
que representa, el poder de la curiosidad, la perseverancia y el atrevimiento
de ir más allá de lo que se espera de uno. Porque, como él mismo demostró,
nunca es demasiado pronto para hacer algo grande.
Fuente: NT